lunes, 31 de marzo de 2008

Humor para los lunes

He decidido que los lunes serán el día del humor en el blog, pues ya es duro madrugar para que te vengan con rollos filosóficos. Hoy os pongo un chiste y un monólogo que espero os gusten.

El "chiste de las madalenas" de Santi Rodriguez, por su sencillez, me parece genial. Este Santi, el verdulero de "7 Vidas" me hace gracia porque es natural, como la vida misma.


El monólogo es de Carles Flavià, sobre los "Jubilados". Fui a la representación de Carles en directo con mi hermano Roberto y como nos gustó tanto, repetimos 3 veces (a veces los Bataller somos obsesivos si nos gusta algo)


domingo, 30 de marzo de 2008

Street art in Barcelona

Una de mis debilidades fotográficas es el arte urbano, en especial el Graffiti. Barcelona es una ciudad con una gran riqueza de arte urbano, en especial en sus barrios más antiguos como Ciutat Vella y el Raval. Os muestro tres ejemplos para que podais apreciar su variedad y la vidilla que contienen.



Uno de mis registros favoritos es hacer macros de pareces llenas de pequeñas imágenes variadas, cuya combinación resulta interesante.




Una vez un compañero flickero me dijo que encontrara la melancolía y se la enseñara. Pues bien, le mostré estas cuatro mujeres barceloninas, muy distintas entre sí, pero todas con un toque melancólico.








A veces hay fragmentos de paredes con una gran fuerza dramática que te roban la mirada y te capturan. Este es uno de ellos.

sábado, 29 de marzo de 2008

Sobre el optimismo

Según la Real Academia, OPTIMISMO es la propensión a ver y juzgar las cosas en su aspecto más favorable.

La vida no es fácil (quien me lo va a contar a mi últimamente !!). Antes o después, todas las biografías asisten a momentos y épocas de dificultades de diversa índole. Una dosis razonable de optimismo puede ser muy útil para afrontarlas y superarlas.

Para ilustrar momentos y personas que me han inspirado optimismo, compartiré con vosotros una foto, un discurso, una canción y un libro. Todas ellos, en su momento, me han inspirado para darle un aire optimista a mi vida.


La foto es de una señora bereber del desierto de Túnez. Cuando la vi, me quedé embelesado de su sonrisa natural. Su interesante cara llena de tatuajes típicos de su cultura estaba aderezada con una expresión de alegría contagiante. Le pedí hacer una foto y aceptó de buen grado. Y tuve la suerte de captar esa sonrisa pura que seguro sabeis disfrutar.





Este es uno de los discursos más famosos de OBAMA (siento que no es
té traducido). Además de un porte fuera de lo común, el tipo hace una defensa encendida del valor de la esperanza y el optimismo, y defiende que no son palabras vacías, sino motores que motivan a las comunidades a superarse.


Os propongo este libro de Luis Rojas Marcos. Se llama LA FUERZA DEL OPTIMISMO. Este psiquiatra, afincado en Nueva York, es mi divulgador favorito de temas de autoayuda. Es un tipo sano, moderno y práctico. Siempre aprendes algo de sus libro. Os invito a leerlo.






Finalmente, una canción de DJAVAN, mi cantante brasileño favorito. Se llama Samurai y es una canción que me inspira buen rollo y optimismo.

DJAVAN - Samurai
Ai, quanto querer
Cabe em meu coração
Ai, me faz sofrer
Faz que me mata
E se não mata, fere
Vai, sem me dizer
Na casa da paixão
Sai, quando bem quer
Traz uma praga
E me afaga a pele
Crescei, luar
Pra iluminar as trevas fundas da paixão
Eu quis lutar contra o poder do amor
Cai nos pés do vencedor
Para ser o serviçal de um samurai
Mas eu tô tão feliz
Dizem que o amor atrai
Ai, quanto querer
Cabe em meu coração
Ai, me faz sofrer
Faz que me mata
E se não mata, fere
Vai, sem me dizer
Na casa da paixão
Sai, quando bem quer
Traz uma praga
E me afaga a pele
Crescei, luar
Pra iluminar as trevas fundas da paixão
Eu quis lutar contra o poder do amor
Cai nos pés do vencedor
Para ser o serviçal de um samurai
Mas eu tô tão feliz
Dizem que o amor atrai

viernes, 28 de marzo de 2008

Mi primer relato


Hacía muchos años que no escribía. Quizá demasiados. Con este blog, quiero empezar una serie de relatos cortos sobre personas, lugares y situaciones de mi vida. Este es el primero. Se llama "Seis".

Seis

Seis es un lugar especial, diferente, auténtico. Cuando entras, tienes la sensación de estar viajando en la máquina del tiempo, que te traslada a una especie de “Cuéntame….”. Las paredes son sobrias, pálidas, lúgubres diría yo. Las adornan cuadros de dudosa reputación artística, con un toque fricki que los convierte en verdaderas piezas de coleccionista. Las mesas y las sillas son de comedor de los Salesianos de los años 70. De esas que fabricaban antes, irrompibles, impasibles al paso del tiempo. El patio interior que lleva a la cocina es un lugar tan interesante y con tantos matices que sería merecedor de un Documental de la 2. Se viste con plantas diversas, jaulas con loros, utensilios inservibles, y un sinfín de elementos difíciles de descifrar. La cocina es sencilla, vetusta, con un aire melancólico que embebe los caldos y los humos. Allí trabajan desde los años 60 Joan y Antonia, dos ancianos sencillos y discretos. Sus 8 décadas vividas y la osteoporosis no han hecho mella en una armonía casi sinfónica. Joan no sabe cocinar, pero hace todo lo demás, y lo hace bien. Compra en el mercado de Sant Antoni a buen pecio los mejores ingredientes, y luego los almacena, corta, prepara y pone a disposición de su mujer en el momento justo. Antonia es una cocinera con mayúsculas, desprovista de alardes innecesarios. Sus platos son generosos, como los de una madre que ceba a su hijo adolescente tras un partido de basket. Sus sopas son espumosas y reparadoras, y su tortilla de patata y calabacín no tiene competencia en el Poble Sec. La guinda de Seis la pone Jordi, el hijo de Joan y Antonia. Desde que era barbilampiño, Jordi es el encargado del local. Toma nota, sirve, cobra y limpia con una efectividad asombrosa. Jordi es un muchacho de complexión seca y de aspecto desaliñado. Su condición física se resintió el pasado verano cuando su novia de toda la vida lo abandonó, sin mediar palabra, por un amigo. Al volver del verano, Jordi estaba insípido y con una expresión melancólica en su mirada que le delataba.

Definitivamente, cenar en Seis es como hacerlo en casa de tu abuela. Recuerdo que la comida de mi abuela, además de sabrosa y sana, tenía un efecto ansiolítico casi instantáneo. Tras acabar de comer, sentías una relajación mental y muscular que ya quisiera para sí el Dalai Lama. No era un efecto de la comida en sí, sino de algo mágico que sólo pueden conseguir las abuelas de verdad. Lo mismo me ocurre cuando voy a cenar a Seis con mi amigo Oli. Tras acabar la opípara cena, nos quedamos un rato en silencio, como hibernado, dejando las ideas y los pesares reposar hasta que sedimentan en el olvido.

Sin duda, lo mejor de Seis es la gente que va a cenar. Suelen ser pocos, pero se hacen notar. El cliente con más solera es Aurelio, un jubilado precoz que cena en la misma mesa desde hace lustros. Aurelio siempre lleva una gorra descolorida que lo hace único e inconfundible. Cuando encienden la tele, los mejores comentarios, casi siempre acertados y ocurrentes, son los de Aurelio. En ocasiones viene Cecilia, la “sin techo” del barrio que vive entre escombros y sus dos muñecas. Algún día, Oli y yo hemos hablado con ella. Y nos cuenta que hace frío esa noche, que aún no sabe dónde dormirá, y que abrigará mucho a sus muñecas si duerme a la intemperie. Pero la persona que más me ha marcado en Seis es Prudencio, al antiguo lotero del barrio que enviudó hace un par de años. Prudencio tiene una enfermedad neurológica degenerativa que le dificulta masticar y digerir los alimentos. Cuando come, emite unos sonidos gluturales alarmantes, muy escandalosos. Cuando Prudencio salía a cenar por el barrio, en la mayoría de bares se sentía observado y marginado. Hasta que un día entró en Seis. Aquí se siente cómodo y aceptado. Cuando se le acaba el vino del vaso, siempre hay un cliente que se levanta y lo llena de nuevo. Cuando un día me percaté de este detalle, me quede embelesado de la grandeza de la gente sencilla de verdad, esa que sólo se encuentra en Seis.

Ah, se me olvidaba deciros la razón de que lo llamemos Seis. Porque el menú sólo cuesta seis euros. Pero eso es lo de menos.

jueves, 27 de marzo de 2008

Mi primera entrada: una canción

Empiezo mi primera página con una canción. Este es un video casero de un genio, Rufus Wainwright. Me lo enseñó Oli, que además de un gran amigo, es una verdadera enciclopedia de música. Disfrutad de la intensidad del momento.

Rufus Wainwright - Going To A Town
I'm going to a town that has already been burned down
I'm going to a place that is already been disgraced
I'm gonna see some folks who have already been let down.
I'm so tired of America
I'm gonna make it up for all of the Sunday Times
I'm gonna make it up for all of the nursery rhymes
They never really seem to want to tell the truth
I'm so tired of you America
Making my own way home
Ain't gonna be alone
I got a life to lead America
I got a life to lead
Tell me do you really think you go to hell for having loved?
Tell me and not for thinking every thing that you've done is good
(I really need to know)
After soaking the body of Jesus Christ in blood
I'm so tired of America
(I really need to know)
I may just never see you again or might as well
You took advantage of a world that loved you well
I'm going to a town that has already been burned down
I'm so tired of you America
Making my own way home
Ain't gonna be alone
I got a life to lead America
I got a life to lead
I got a soul to feed
I got a dream to heed
And that's all I need
Making my own way home
Ain't gonna be alone
I'm going to a town that has already been burned down