Hace dos entradas, vaticiné que Federer ficharía un entranador en breve plazo, tras años en los que prácticamente no ha tenido alguien que lo guiara.
Mi argumento es que cuando hacemos el ridículo en la vida es cuando reaccionamos (idea que me sugirió hace tiempo mi hermano Roberto).
Pues bien, el diario MARCA, en su versión digital de hoy, dice:
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