lunes, 18 de mayo de 2009

MARIO BENEDETTI

Hoy ha muerto Mario Benedetti. Junto con Eduardo Mendoza, era mi escritor favorito. Además de un gran literato y escritor, me seducía su ironía, su inteligencia (suelen ir unidas) y su versatilidad. En especial me encantaban sus relatos cortos y cuentos, aunque su poesía era fresca y sorprendente.

Os pongo el primer relato corto del último libro que leí de él: "El Porvenir de mi Pasado". Se llama "Viudeces". Espero que os guste. Si podeis, leer este
libro. Os lo recomiendo. Lo podeis encontrar gratis en Internet.

Benedetti seguirá siendo mi escritor favorito. Hoy más que nunca.


VIUDECES

Eugenia, Iris, Lucía y Nieves eran amigas desde Primaria. Salvo cuando
alguna estaba de viaje, se reunían cada dos viernes para intercambiar chismes y nostalgias. Las cuatro estaban casadas, pero no tenían hijos. Gracias a las lucrativas profesiones de sus maridos (un abogado, dos contadores, un arquitecto), gozaban de un buen nivel de vida y lo aprovechaban para manejarse en un plausible estrato cultural. Fue en uno de esos viernes que Iris aguardó a sus amigas con un planteo original. -¿Saben qué estuve pensando? Que nuestros queridos maridos nos llevan algunos años, así que lo más probable es que se mueran antes que nosotras. Ojalá que no, pero es bastante probable. Mientras tanto ¿qué podemos hacer? Pensando y pensando, de insomnio en insomnio, llegué a la conclusión de que en ese caso infortunado, nosotras, cuatro viudas todavía presentables, podríamos alquilar (o adquirir) una casa bien confortable, con un dormitorio para cada una, con una sola mucama y una sola cocinera (¿para qué más?). Y un solo automóvil, a financiar colectivamente. ¿Qué les parece? Ya hablé con el Flaco y me dio su visto bueno. Las otras tres se miraron casi estupefactas, pero al cabo de una media hora esbozaron una sonrisa no exenta de esperanza. Seis meses después de ese viernes tan peculiar, una de las cuatro, la pelirroja Lucía, sucumbió como consecuencia de un infarto totalmente inesperado. Para las otras tres fue un golpe sobrecogedor, algo así como si la infancia se les hubiera quebrado para siempre. También a Edmundo, el viudo de Lucía, le costó sobreponerse. Sin embargo no había pasado un año desde aquella desgracia, cuando citó a su hogar de viudo a los otros tres maridos y les expuso su planteo: -¿Saben qué estuve pensando? Que así como yo quedé viudo, eso también les puede ocurrir a ustedes. No es un pronóstico, entiéndanme bien, es sólo una posibilidad, un juego del azar. Y si eso ocurriera ¿qué harían? Pensando y pensando llegué a la conclusión de que en ese triste caso, nosotros, cuatro viudos con cierto margen de supervivencia, podríamos alquilar (o comprar) una casa bien cómoda, con cuatro dormitorios independientes, con una mucama, una cocinera y un solo coche de segunda mano pero en buen estado, que usaríamos y financiaríamos entre los cuatro. ¿Qué les parece? Los otros tres quedaron con la boca abierta. Al fin uno estornudó, otro bostezó y el tercero se pellizcó una oreja. De pronto, y sin que ninguno lo advirtiera, en las tres miradas de hombres mayores, algo cansados, nació una expectativa.

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