Os preguntareis qué tiene que ver Einstein con Valencia. Me explicaré. Demostró Albert Einstein, el físico más importate del siglo XX, que la energía no se crea ni se destruye, sino que se transforma.
Siempre he pensado que el comportamiento de los humanos sigue esta máxima de la física. Uno da lo que tiene, y punto. La amabilidad no se genera de la nada, sino que es la consecuencia de una acumulación de energía positiva que hemos almacenado. Cuando el depósito esta lleno, somos generosos, amables, comprensivos. Cuando el motor está cansado y el depósito de vacía, pues justo lo contrario. Y qué es lo que llena el depósito ? Bueno, de serie ya llegamos con un depósito grande o más bien pequeño. La carga genética y el influjo familiar marcan mucho cuál será el tamaño de nuestro depósito.
Pero luego hay que llenarlo continuamente de energía para poder llenarnos de dicha que compartir. Hace tiempo que aprendí que en ninguna parte lleno mejor mi depósito que la meua terreta. En mi caso, dedico una semana al año a estar con los míos en Valencia para llenar a todo meter mi depósito. A saber: padres, hermanos, y sobrinos por una parte, los mejores amigos de siempre por otra, y a esto se le añade una paella en el Palmar, un helado de turrón del Perelló, sandía y melón a doquier, que no falten tomates del Mareny, deporte en los arrozales, cenas opíparas a la intemperie, nadar en el mar Mediterráneo y, como no, disfrutar de la luna de Valencia.
Este año llegué con el depósito en reserva. No me quedaba mucho. Y creo que los demás lo notaban. Pero esta semana pasada lo llené con creces. Mañana vuelvo a USA con capacidad renovada de atender a mis pacientes, a enfrentarme al complejo dia a dia del que vive en un país extranjero. Al fin y al cabo Einstein tenia razón. Los americanos conocerán ahora el poder curativo del all i pebre, del cielo azul y del carácter valenciano.
lunes, 20 de agosto de 2012
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1 comentario:
En verdad me da mucho gusto... UN SALUDO! ;)
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