viernes, 2 de octubre de 2009

LA CORRUPCIÓN


La semana pasada vi la película “El Soplón” (The informant). Trata de un hombre de negocios un tanto peculiar, magistralmente interpretado por Matt Demon, que decide denunciar un caso de corrupción masiva por parte de compañías alimentarias para fijar los precios del mercado y así aumentar los precios. La película es irregular en su devenir y con algún momento insulso, pero en general muestra bien el mundo de los negocios y su voracidad por la ganancia económica. Tras ver la peli, me puse a pensar en un tema apasionante, que me ha interesado desde niño: LA CORRUPCIÓN. Es un tema que comprende diversas vertientes del ser humano que siempre han sido objeto de mi curiosidad: la educación, la cultura, la psicología, la ética y la estética. La tendencia humana a la corrupción está muy infuenciada por el entorno familiar, por los cánones culturales y sociales de la comunidad (por ejemplo, si hablamos de la corrupción, no es lo mismo vivir en Nápoles que en Helsinki), la psicología y ambición de la persona en particular, sus parámetros éticos y la capacidad innata que tienen ciertos individuos para disimular la realidad.


Analizaré 2 casos de actualidad que son ejemplos variopintos de la corrupción humana. Aunque la mayoría de los casos de corrupción siempre comparten mecanismos comunes (uso abusivo del poder, deficientes mecanismos de control, sumisión o debilidad de los compañeros para denunciar los casos, connivencia y pasividad del entorno, negación sistemática de los hechos aunque sean evidentes por parte del corrupto, denuncia de persecución de los denunciantes, etc…..), cada uno de estos 2 casos nos enseña alguna lección. Me explicaré:

Caso #1: Componente valenciano de la trama “Gürtel”: Francisco Camps y Ricardo Costa. Como valenciano, es un tema que he seguido con curiosidad y, por qué no decirlo, con cierto estupor. Es bien sabido por todos que en dos de las Comunidades con mayoría absoluta del PP (Madrid y Valencia), una trama de empresarios corruptos hizo pingües beneficios a costa de ventajas en ajudicaciones de temas relacionado con eventos y con la construcción, tan hipertrofiada en estos lares. Los responsables políticos de estos lugares simplemente se relajaron un poquito. No por maldad, sino porque las circustancias eran óptimas para que el gusanillo corrupto de la peña pudiera aflorar en todo su esplendor. A saber: 1/ una fase económica expansiva con una actividad desmesurada en el sector urbanístico, que es un campo que une íntimamente a políticos (que dan las concesiones) y empresarios (que construyen a todo meter); 2/ un entorno sociopolítico de pillería económica, en el cual el más listo para hacer dinero rápido era considerado un triunfador; 3/ la demostración científica de que en Valencia, por ahora, la corrupción sistematizada no sólo no se penaliza electoralmente sino que parece ayudar a recolectar votos (ver caso Fabra en Castellón); 4/ un estilo jerárquico y sumiso que asegura la connivencia de los compañeros de partido con prácticas irregulares; y 5/ una certeza absoluta de que los mecanismos de control en teoría más integrales que tiene la sociedad (en este caso, los jueces valencianos) iban a ser muy condescencientes, como así ha sido. En fin, un caldo de cultivo perfecto para que el corrupto se sienta en su salsa y desplegue todo su potencial. En este contexto, se hiceron múltiples regalos en diversas formas a personas y a partidos políticos y se ajudicaron numerosos negocios a dedo. Cuando hechos como estos ocurren de manera fluida y sin grandes dificultades, acaban siendo rutinarios. Al ser lo normal, se vive sin sobresaltos. Y cuando la rutina aparece, uno se relaja, deja pistas y no es consciente de la gravedad de los hechos. El caso del presidente Camps es muy llamativo. Ninguna persona con una mínima capacidad de raciocinio duda que aceptó los trajes como regalo. Es evidente. Sin embargo, él afirma sin tapujos que fueron pagados por el dinero que gana su mujer en la Farmacia. “Mi mujer no guardaba el dinero en los bancos”, afirma sin ruborizarse. Yo, si fuera el presidente de Bancaixa, me habría molestado. Los 12.000 pavos de los 6 trajes fueron pagados al contado. Y, ostras, su mujer había tirado las facturas. Entiendo que si te compras una plancha o una corbata tires las facturas. Pero dos millones de las antiguas pesetas es harina de otro costal. Dice que su mujer es la que lleva las cuentas de la casa. Y no guarda facturas de 12.000 Euros !! Pues es peor que yo, que ya es decir. En fin, no me extenderé en ridiculizar la situación pues adquiere tintes esperpénticos. Lo que me preocupa de este caso es la pasividad, sometimiento y connivencia de la sociedad valenciana. Hace tiempo que veo con preocupación del devenir de mis queridos valencianos. Los veo anestesiados por el dinero fácil, por estar a la vanguardia del modelo “Miami” de la economía fácil, rápida y difícilmente sostenible. Y veo que descuidan bastante el tejido social y cultural, que se empobrece paulativamente. Si no reaccionan con unos dirigentes que faltan a la verdad como el que se come una sopa, qué haremos. That’s life.



Caso #2: Expolio del Palau de la Música por Félix Millet. Adoro el Palau de la Música. Este templo modernista es un escenario óptimo para disfutar de la música en toda su amplitud. Allí he escuchado a Pablo Milanés y Pedro Guerra, entre otros. Los últimos años han sido muy activos en el Palau, tanto desde el punto de vista de renovación arquitectónica como de oferta musical. Admiro también la sociedad civil catalana por su dinamismo y capacidad de movilización ciudadana. El uso razonable de la identidad nacional es muy positivo para Catalunya, en mi opinión. Aúna y cohesiona a la sociedad y la estimula para progresar social y culturalmente. Como cualquier escenario, también puede ser utilizado por los listillos para su provecho personal. Y vaya si el Sr. Millet lo hizo !! Este domingo pasado en el Periódico de Catalunya, el medio más activo en este caso, repasaba de forma exhaustiva la biografía del Sr. Millet y los intringulis del caso. Empezé a entender el caso de una manea diáfana. Resulta que el tipo en cuestión se movía como pez en el agua desde hace muchos años en la élite cultural y empresarial catalana. Con un aura de emprendedor cultural catalanista, consiguó dos objetivos claves para poder perpetrar su expolio: atraer a mecenas de la burguesía catalan ávidos de invertir en proyectos culturales emblemáticos (como el Palau), y medrar socialmente mediante la acumulación ilimitada de cargos y reponsabilidades en entidades públicas y privadas. Desde el año 2000 ha sido presidente y/o consejero-delegado de casi 20 entidades, muchas de ellas a la vez. El acúmulo desmedido de cargos y de poder es una de las rémoras de la España cañí que todavía cuesta mucho erradicar. Lógicamente, no tenía tiempo ni capacidad para liderar tantos proyectos. Ya lo hacían sus adláteres advenedizos por él. Esta clase de personajes siempre se rodea de gente muy servil y limitada a los que promociona más allá de sus posibilidades y consigue que les realize el trabajo sin rechistar. Vamos, trepas que se convierten en sumisos vicepresidentes. El acúmulo de influencia y poder por parte de los corruptos tiene un claro efecto disuasorio sobre las personas o entidades que deben ejercer el control de los gastos. Cómo vamos a decirle algo a éste ? Se nos caerá el pelo !! Me parece increíble que puedan desviarse más de 3 millones de euros de una entidad relativamente pequeña como un teatro sin que el robo sea descubierto. La deficiencia de los mecanismos de control es más grave cuando tenemos en cuenta que mucho del dinero robado era de origen público.

Para ir acabando, quiero comentar brevemente dos aspectos más de este caso. Por una parte, se ha sabido que su hija dirigía una serie de empresas tapadera que blanqueaban el dinero que robaba su padre. Mira por donde, siento empatía por esta chica. Qué triste es que la influencia de tu padre te convierta en una corrupta profesional. En mis 43 años de vida, nunca he sido consciente que mis padres hayan mentido o robado en su vida. Más aún, no han utilizado sus recursos personales para enriquecerse y han impregnado siempre a sus hijos el sentido de la sobriedad y de la solidaridad. En mi casa nunca se ha hablado de cosas materiales. No se les ha dado valor. Así no tiene gran mérito no ser corrupto, digo yo. Sinceramente, creo que soy menos íntegro que mis padres. En el caso de la hija del Sr. Millet, es muy posible que con otra influencia familiar hubiese sido una honrada funcionaria, veterinaria o maestra de escuela. Por tanto, considero atenuante sus circustancias familiares.

El otro aspecto que quería considerar que al Sr. Millet, gracias a su pericia en moverse en círculos relevantes catalanistas, le fue concedida la Creu de Sant Jordi, que es la más alta distinción que en Catalunya se da a las personas que la sirven. Yo aplicaría lo que hicieron cob Ben Jonhson cuando supieron que se había dopado: retirarle la medalla. O no es esto un caso de doping evidente ?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Felicidades por el comentario. Un gran texto (tanto este sobre la corrupción como el anterior sobre Briatore), con un analisis muy ponderado de los motivos que permiten la existencia de corrupción en nuestra sociedad, y nuestra incapacidad de reaccionar ante los abusos de poder de todos aquellos que se hallan en una posición dominante respecto a la nuestra.