lunes, 31 de octubre de 2011

Another type of joy

I don't eat tapas lately, I don't go to the Boquería Market every Saturday and I don't meet my dear friends every week. I have though another type of joy: the fall. This weekend we have witnessed the abrupt change of colors in many trees that defines the fall. I have been awaiting this since I moved to North Carolina a couple of weeks ago. It is simply amazing. I gives you a lot of peace and serenity......it is just one of the most wonderful shows that nature can offer. I am enjoying it a lot with my bike and my camera. Just take a look.

No como tapas últimamente, no voy al Mercado de la Boquería cada Sábado, o no veo a mis queridos amigos cada semana. Tengo sin embargo otro tipo de disfrute: el otoño. Este fin de semana hemos podido ver un rápido cambio en el color de muchos de los árboles que define El Otoño. estaba esperándolo desde que vine a Carolina del Norte hace un par de semanas. Es simplemente increíble. Te da mucha paz y serenidad....es simplemente uno de los espectáculos más maravillosos que la naturaleza te puede ofrecer. Y estoy disfrutándolo con mi bici y mi cámara. Tan sólo echa un vistazo.

jueves, 27 de octubre de 2011

Mario, Lucas y su primo Tomás

Una de las ventajas de vivir en medio de la naturaleza y no en un ambiente urbano es que uno puede encontrar otro tipo de amigos. Más naturales y primitivos, pero no por ello de peor calidad.





Yo ya he encontardo un par. Se llaman Mario (pelo canoso) y Lucas (pelo castaño). Los he visitado ya varias tardes, y siempre vienen
ante mi voz y me escuchan atentamente, cualidades que definen a los buenos amigos.







Un poco más lejos, en otra casa, vive su primo Tomás (pelo blanco y
marrón). Con Tomás no me entiendo. Es distante y va a la suya. Le preocupa más lucir tipito, y es que el chaval está de buen ver. En eso se parece a los humanos. El que tiene de todo, no valora a los demás. El se lo pierde.....

martes, 25 de octubre de 2011

Riesgo y deporte: dónde están los límites ?

Todavía estoy commocionado con la muerte de Marco Simoncelli este fin de semana. Una desgracia mayúscula. Este ominoso hecho, sin embargo, me ha hecho revivir uno de mis post antiguos que subí a mi blog en 2008. Os lo pongo abajo para que reflexioneis sobre el mismo. Mi pregunta es: dónde están los límites sobre la peligrosidad de una actividad deportiva que la haga éticamente reprobable ? Porque en estos asuntos, la cuestión está en los límites. No sé dónde pondría los límites en los adultos (más claro lo tengo en los menores). Cada uno pondría el suyo. Yo sería bastante conservador, por cierto, pues me parece que algunos deportes incluyen el riesgo ajeno como un componente clave de su espectacularidad. De hecho, las imágenes de accidentes deportivos pueblan la red, los pubs y muchos foros, por lo que el morbo es indudable que existe. La red sin duda facilita esta filia humana por la desgracia ajena. Donde sería mucho más estricto es en la participación de menores en campeonatos mundiales de motor que incluyan un riesgo importante para la vida. Como por ejemplo, el Mundial de Motociclismo. Hoy he leido que hay 9 menores en este campeonato, y se han elevado voces que exigen una regulación. Hay que tener en cuenta que los padres se lucran sobremanera de tener menores compitiendo al máximo nivel. De esto, precisamente de esto escribía yo hace 3 años en este blog:


SEGURIDAD VIAL: el otro día subieron al podio en la cerrera del campeonato mundial de motos dos chavales de 15 años. Uno inglés y otro español. El inglés tenía cara de adolescente, algo pillín, pare ser más preciso. El español, Marc Marquez, realmente era un niño prepúber, de esos que besas cuando te lo presentan sus padres. Si no os lo creeis mirad la foto. De repente pensé: quien permite que un niño de teta corra en un deport
e de alto riesgo con máxima tensión competitiva en la que se juega literalmente la vida ? No debería estar prohibido que niños de 15 años piloten motos de alta cilindrada a 250 Km/h ? Qué opina de esto la DGT ? Cómo es posible que los padres permitan a un hijo inberbe asumir tamaño riesgo ? de hecho, le dejan correr desde hace años y este año ha sufrido un grave accidente. Probablemente hay factores como la fama, dinero, publicidad, morbo de ver a gene tan joven, etc...que anestesia a padres, patrocinadores, DGT, público y periodistas ante este disparate. Porque no he leído ninguna crítica, y mira que leo prensa deportiva diariamente. Ah, por cierto, hace dos semanas es chaval español tuvo una caída importante pues estaba yendo más deprisa de lo razonable. Y otro niño, el hijo de Sito Pons, casi se mata. Ya decía yo.

sábado, 22 de octubre de 2011

Welcome to North Carolina

This week I went for my first bike ride in the roads and fields of North Carolina. As you can see, I have changed the concret and the glamour of Barcelona by the nature and fields of Chapel Hill. I feel very privileged indeed. A was missing a period being in touch with trees, plants, flowers and animals. Believe me that they have a great influence in the daily life. I sense their aroma in mi mind.

Enjoy these two photos that I took. It isn't bad, no?


Esta semana he dado mi primera vuelta en bici por las carreteras y campos d
e Carolina del Norte. Como veis, he cambiado el cemento y el glamour de Barcelona por el campo y la naturaleza de Chapel Hill. Me siento un privilegiado, de veras. Echaba de menos una temporada en contacto con árboles, plantas, flores y animales. Creedme que tienen una gran influencia en la vida diaria. Se nota su aroma en la mente.

Disfrutad de estas dos fotos que
tomé. No está mal, no ?

miércoles, 19 de octubre de 2011

Una carta antigua

Acabo de encontrar un e-mail perdido de hace muchos años que mandé a un Director de un periódico, que lógicamente no publicó. Me ha hecho gracia encontrarla. Pues me la publico yo mismo, he decidido. Total, soy el director por ahora de mi blog. Ahí va:

Sr. Director:

He detectado últimamente una corriente de pesimismo sobre la humanidad en general que me preocupa. Guerras, terrorismo, pobreza, injusticias....Pero la realidad es que la humanidad avanza lentamente y existen muchos motivos para el optimismo. En esta carta quiero recordar a los lectores que hay mil razones para estar agradecidos a las personas que nos han precedido y que gracias a su esfuerzo disfrutamos de muchas ventajas que nos hacen la vida más agradable. Por ello, creo que todo ciudadano debe tener al menos un pequeño sentimiento de agradecimiento por lo que los demás nos han facilitado. Es simplemente una cuestión de justicia. ¿A qué mil razones concretas me refiero? Por si no te ocurren, te daré quince pistas. ¿Has acaso inventado tú Internet? ¿y las palomitas? ¿y el tango? ¿has compuesto tú las canciones de Radio Futura? ¿has parido tú a Almodóvar? ¿acaso inspiraste tú a Gandhi? ¿o a Woody Allen? ¿que has aportado tú al descubrimiento de los antibióticos? ¿y al de los antiinflamatorios? ¿enseñaste a jugar al fútbol a Maradona? ¿o quizás escribiste los guiones de Gila? ¿se te ocurrió a tí que los microondas calientan? ¿y que hay sobre los quitamanchas? ¿supongo que tuviste algo que ver con la escritura del Quijote? ¿o quizás se te ocurrió que estaría bien celebrar la Nochevieja? Bueno, no sigo; creo que quince ejemplos son suficientes. Anda, disfruta de todo eso y más, pero hazlo un poquito agradecido...

Ramon Bataller, Médico, Barcelona.

Escucha esta canción

En los CDs de Putumayo a veces encuentras verdaderas joyas.

Estaba yo perdido conduciendo en el coche de mi amigo Pablo y cayó en mis oidos esta pieza llamada "Mulata" del cubano Raúl Paz. Me enganchó desde el primer momento. Lo tiene todo. Fresca, original, con una letra chisposa, una voz penetrante, unos ritmos y acordes muy intensos y un final de bandera.

Me la puse unas cuantas veces seguidas en mi nueva casa con el volumen a tope y me puse a bailar como si estuviera en la fiesta fin de curso....una genial manera de hacer gimnasia, por cierto.

Os pongo la versión de Putumayo sin video pues es la mejor versión. Ponla fuerte y disfrútala !!

viernes, 14 de octubre de 2011

AMOR LATINO

Ocurrió hace unas cuantas semanas. El día exacto no lo recuerdo. El verano había sido corto pero intenso. Fotos, bici, mar, familia, y más bici. Volví a Barcelona con la forma afinada. Suele ocurrirme por esas fechas. Y cuando me siento en forma, subir Montjuic con mi mountain bike se convierte en una obligación. Suelo hacerlo a las horas extremas del día, cuando la montaña yace solitaria y me pertenece. Sin estridencias, sin coches, sin humo. Sólo las rampas, el sudor y un servidor. En las últimas ocasiones, estaba siguiendo un ritual de entrenamiento. Consistía en dar 5 vueltas a un pequeño circuito por Poble Sec para calentar las piernas. Cada vuelta son 4 minutos de reloj, valga la redundancia. Las hago a ritmo contante pero cansino, sin excederme. Tras la quinta vuelta me lanzo a buscar mis límites hacia el Castell de Montjuic, y siempre los encuentro en forma de jadeo y un molesto ácido láctico.


Esa noche había llegado a casa como siempre: vacío después de una larga jornada. Me dejé caer en el sillón con un suspiro de satisfacción. A los pocos minutos, me dispuse a comer una ensalada regada por abundante vinagre de Módena. Mientras agonizaba el Telediario de las 9 con las sempiternas noticias de la crisis financiera y un par de bravuconadas de Mourinho, mi mente se embarcó en una reparadora siestecilla de apenas 20 minutos, suficientes para eliminar unas toxinas y un par de malos recuerdos. Al cabo de un buen rato, rozando las 11 de la noche, mis piernas estaban sedientas de marcha. Como de costumbre, me calcé mi atuendo ciclista y unos cascos y subí a mi bici, algo polvorienta pero bien engrasada. Tras estirar los muslos y trampear el primer semáforo en rojo del Paralelo, allí estaba yo, empezando la primera de las 5 vueltas al minicircuito de calentamiento. En un acto premonitorio, mi iPhone eligió al azar una canción de Buenavista Social Club. Con los acordes de un sabroso ritmo cubano, me adentré en la noche barcelonesa.


Mientras calentaba mis entumecidos músculos al son de la melodía de Chan Chan por la calle Lleida, me percaté que la noche era cerrada y la ciudad estaba serena y solitaria. A mitad de la calle, los únicos seres vivos que pude esbozar eran dos adolescentes, de inequívoco origen latino, que paseaban absortos con signos de estar mariposeando. Miraditas de él, golpecitos de ella, y una evidente tensión romántica entre los dos. Qué tierno, pensé mientras giraba a la izquierda. Es bonito ir seduciendo a la otra persona poco a poco, ir rompiendo las barreras y ganar su confianza con alguna que otra dificultad. Siempre he pensado que, bien mirado, es una época genial que los chavales de hoy en día se pierden. En la sociedad de lo inmediato, me da la impresión que la duración del cortejo se ha reducido en exceso. “Aquí te pillo, aquí te mato”, parece la máxima de los jóvenes actuales. Parece que sólo los latinos son capaces de tontear como lo hacía estos adolescentes, enlenteciendo las horas del reloj como reza el bolero…..meditaba con claras dosis de candidez. No, si tenemos mucho que aprender de ellos, concluí mientras me dirigía a iniciar la segunda vuelta.


Tras pedalear de nuevo por las primeras rampas de la calle Lleida, atisbé de nuevo a los pavos cada vez más acaramelados. Esta vez se cruzaron nuestras miradas. Medio segundo únicamente. Lo suficiente para que mi curiosidad desnudara sus ojos enardecidos. Sí, la cosa había progresado. Ya no habían empujoncitos. Ya iban de la mano como dos novios oficiales, sin ambages. Vaya, veo que el cortejo sigue su curso, me decía mientras giraba de nuevo con brío.


Mientras pensaba para mis adentros que era un poco inocente de pensar que los jóvenes latinos van a un ritmo acompasado en sus quehaceres románticos, estaba ya a punto de girar para mi tercera vuelta a mi circuito. He de reconocer que me asaltó una insana curiosidad. Cómo estarán ahora los tortolitos ? me pregunté mientras apretaba el ritmo. No se veía ya a los jóvenes en la acera derecha. Deben haberse marchado, especulé al ritmo de un pedaleo cada vez más vivo. Ante mi sorpresa, estaban sentados, uno al lado del otro, en una solitaria parada de autobús, con apenas dos milímetros entre los dos tiernos cuerpos que rezumaban pasión latina. Nos miramos de reojo mientras la chica, adornada por una preciosa melena azabache, me miró con cierta sorna. Vaya, sí que se anima el asunto, pensé mientras atravesaba con celeridad las blancas líneas del paso de cebra.


Para qué negarlo. La situación era divertida, inesperada, y refrescante. Como esto siga así, dará para una historia corta, pensé atinadamente. La cuarta vuelta fue a la postre definitiva. La contaré de manera rápida pues me da cierto rubor recordarla. Tras recorrer 150 metros de la calle Lleida, giré el cuello de forma automática a mi derecha y allí estaban los dos pavos, uno sentado sobre el otro, fundidos en un beso interminable sobre el desgastado asiento de la parada del autobús. Me pareció observar que se apretaban de forma asfixiante, pero como a lo postre respiraban, no debía ser para tanto. Lo que sí recuerdo diáfanamente es que el chaval, cuya cara daba a la calzada por donde yo merodeaba, me lanzó una mirada orgullosa cual guerrero ganador…….


Esbocé una respuesta de complicidad mientras me dirigí directamente a las rampas de Montjuic. Hoy no habrá quinta vuelta, decidí sabiamente. Con 4 ya tengo bastante hoy. La quinta vuelta no aportará nada nuevo. Ya me queda claro que, en Barcelona, el amor latino ya se ha globalizado.

jueves, 13 de octubre de 2011

Gracias

A pocos minutos de dejar España y empezar una nueva etapa en USA, sólo tengo palabras de agradecimiento a TODOS los que me habeis acompañado los últimos 20 años en esta maravillosa etapa en Barcelona. El caudal de cariño y complicidad que he recibido los últimos días ha sido enorme. Familia, amigos, compañeros......gracias a todos.

Cambiar implica un componente de pérdida, de dolor. Es inevitable. Pero, cuando se cambia de manera razonable y en el momento adecuado, sirve para valorar mejor lo que tienes y a tu gente, hacer algunas mejoras internas y saborear recuerdos inolvidables.

Y al final me quedo con lo mejor, lo más importante que me llevo en mi mochila: vosotros.


martes, 11 de octubre de 2011

El Hospital Clínic de Barcelona

Hoy me despido del Hospital Clínic tras más de 20 años trabajando como médico. Llegué de Valencia a mis 24 años y desde el primer día sentí una especie de honor y orgullo de trabajar para este Hospital. Era y es diferente a los demás. Cuando amas a la institución para la que trabajas, das siempre un plus añadido. Y lo das a gusto.

Qué me ha enganchado del Clínic todos estos años ? Dos cosas.

Por una parte, la dedicación y tino en el trabajo de sus profesionales. Aman la excelencia y luchan por conseguirla. No conozco otro hospital igual, y he visitado muchos. Ser del Clínic imprime carácter, y eso se mama desde residente. Más horas, más pasión por el trabajo, más retos, más intensidad, más medicina.....y todo eso reperc
ute en el bien del enfermo, que al fin y al cabo es lo que cuenta.

Y por otra, su aire innovador y vanguardista. Siempre está dispuesto a me
jorar, renovarse, adaptarse, progresar. Para ello ha de ser audaz en los cambios organizativos, valiente en su apuesta por la investigación, y pertinaz en el mantenimiento de la excelencia clínica. Casi nada.

El Hospital Clínic no sólo practica medicina, la crea.

domingo, 9 de octubre de 2011

BYE BYE VALENCIA

Este semana empieza una serie de despedidas, antes de empezar mi nueva aventura americana. Empezaré por mi cuna, mi referente, mi raíz, mi sino, mi sangre: Valencia.

Ayer fue un día valenciano en toda su aplitud: mar, azul, arroz, Albufera. Un par de fotos dan testimonio de ello. Y es que el sentimiento valenciano te penetra por medio de los sentidos, como un día pregunté en una charla al gran Manuel Vicent. Olfato (pólvora), vista (azul), oido (petardos) y gusto (paella).

Es un lujo tener un referente, en lo personal y en lo geográfico. Y Valencia es el mío. De ella he sacado sus virtudes y defectos. Pero me quedo con lo positivo, como decía hace unos días por este blog. Valencia me inspira naturalidad, iniciativa, generosidad, fiesta, color, burla, alegría y un color azul que no he visto en nin
gún otro lugar. Mientras viva, siempre seré "valencianet". Aquí está mi familia, mi gente, mis amigos más profundos y longevos, mis primeros recuerdos que forjaron mi personalidad. Algún día volveré después de décadas de periplo por el mundo. Y lo haré para quedarme para siempre.

jueves, 6 de octubre de 2011

Steve

Ayer nos dejó Steve Jobs. He de reconocer que esta mañana me he quedado mirando su foto, entristecido y agradecido, por unos buenos minutos. Porque su creación, el universo Mac, ha sido un compañero de mi vida los últimos 21 años.

En marzo de 1991 me compré un ordenador que tenía una manzana y un ratón. Por entonces los PCs tenían un sistema operativo farragoso y muy poco práctico. Desde el primer día, disfruté usando un ordenador amigable e intuitivo. Y me hice un materialista radical. Cada vez que ha salido un nuevo producto Mac, una nueva actualización, no he descansado hasta tenerlo. Sí, un puro materialista, lo sé. Pero de una materia innovadora, útil, divertida, bien diseñada, fiable y adictiva.

Hay dos cosas de Steve Jobs y de su obra que me gustaría destacar. Una, haber pensado diferente, como dice mi amigo y maquero Josep María. No se conformó con lo que había. Siempre quería mejorar e inventar la realidad. Si quereis conocer mejor el espíritu de este gran emprendedor, mirar su famoso discurso que os pongo al final. Y la otra cosa, su gusto por la estética sencilla y cómoda, con su famosa camiseta negra y tejanos gastados para presentar sus productos en sociedad. Y es que me encanta en ocasiones ser capaz de romper esquemas y convencionalismos para ofrecer alternativas más interesantes y sanas. Cambiar una corbata axfisiante y una traje rígido por una sencilla y cómoda ropa me parece tener personalidad propia y no plegarse por norma a lo establecido. Al fin y al cabo, la ropa tiene dos funciones fundamentales en el ser humano: protegerte del frío y tapar tus partes nobles para evitar una propagación excesiva de la especie. Una tercera función, la de la estética, me parece a todas luces prescindible. Steve Jobs pensaba lo mismo. Quizá por ello me identifiqué tanto con él.

Descanse en paz.